xoves, 26 de marzo de 2020

LECTURA

Por favor, ayúdeme; soy ciego

Había un hombre sentado en la esquina de una calle, con una gorra a sus pies y un pedazo de madera 

que, escrito con tiza blanca, decía: «Por favor, ayúdeme; soy ciego». Un publicista, de camino al 

trabajo, se detuvo frente a él, observó que solo había unas monedas en la gorra. Sin pedir permiso, 

cogió el cartel, le dio la vuelta, tomó una tiza y escribió otra frase. Volvió a poner el pedazo de 

madera sobre los pies del ciego y se marchó. Por la tarde, el creativo volvió a pasar frente al ciego 

que pedía limosna. Su gorra estaba llena de billetes y monedas. El ciego reconoció sus pasos y le 

preguntó: —¿Qué es lo que usted ha escrito o pintado en mi tabla? —Algo tan cierto como lo tuyo, 

aunque con otras palabras. El publicista sonrió y siguió su camino. El ciego nunca lo supo, pero su 

nuevo cartel rezaba: «Hoy es primavera, y no puedo verla». 

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